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Bolivia | Crecimiento modesto en un entorno de alta incertidumbre



Según nuestras estimaciones, Bolivia habría crecido a lo sumo 4,5% el año 2018. Este desempeño habría sido motivado por un dinamismo promedio de 4% en la mayoría de los sectores. La excepción habría sido la agricultura que habría crecido por encima del promedio por la recuperación respecto a 2017, así como la implementación de la producción de bioetanol. De igual forma, los sectores de hidrocarburos y minería mostraron un desempeño moderado, pero que es mejor que el de 2017.

2019 estará marcado por la incertidumbre electoral, puesto que a fines del presente año habrá elecciones para presidente. Durante los meses pasados, la discusión se ha concentrado en torno a la legalidad y legitimidad de la reelección del presidente Evo Morales y del vicepresidente Álvaro García-Linera. En febrero de 2016 un referéndum rechazó esta posibilidad, pero a fines de 2017 el Tribunal constitucional indicó que esto iba en contra del derecho a ser elegido según lo dictaminado por la Corte de …, aspecto que generó amplia controversia en la opinión pública.

En este contexto, no se esperan sorpresas en el ámbito económico, puesto que no existen elementos que pudiesen implicar mayor o menor dinamismo en el año. De igual forma, tampoco se espera un repunte de la inversión privada, la cual será más cauta a la espera de señales claras en torno al escenario político y económico de 2020 en adelante.

En el ámbito fiscal, existirá una disyuntiva importante entre la reducción del alto déficit fiscal, que estuvo en promedio por encima del 7% del PIB durante los últimos tres años, y las presiones de mayor gasto o inversión propias de un año electoral. Esta disyuntiva es clave puesto que el déficit se financiará con mayor endeudamiento público y la continua caída de las reservas internacionales netas.

Sumado a un esquema de tipo de cambio fijo desde 2011 y al incremento alto y continuo de los costos laborales, el desequilibrio fiscal se ha reflejado en el desequilibrio externo, con un déficit en cuenta corriente de la balanza de pagos en torno a 5% del PIB. La inamovilidad del tipo de cambio ha sido determinante para la caída de las reservas internacionales desde el 50% del PIB en 2014 hasta encontrarse en torno al 20% del PIB.

En ese sentido, las diversas plataformas políticas deberán elaborar un plan de salida ordenada del tipo de cambio fijo junto con la moderación de los gastos fiscales, lo cual podría ser canalizado a través de menor inversión pública y ajustes focalizados del gasto fiscal, postergando temporalmente los proyectos con menor rentabilidad social como también los que tengan menores retornos inmediatos. Así se mitigaría el efecto en el crecimiento y empleo.

Dos temas de importante discusión y cuidado en lo que va de 2019 serán el mantenimiento de la estabilidad del sistema financiero, puesto que actualmente un porcentaje importante de las operaciones de crédito se hacen con tasas fijas y porcentajes predeterminados y en moneda nacional, lo cual implica algún grado de vulnerabilidad en el sistema financiero. El segundo se relaciona con la política laboral, puesto que los incrementos salariales y la normativa laboral ha reducido las posibilidades de creación de empleo formal.



Cainco (Alianza LAECO)

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