Empleo e Ingresos

Cae el desempleo y aumenta la participación en el mercado de trabajo: luces y sombras



Durante el segundo trimestre del año, la tasa de desempleo fue de 6,9% de la Población Económicamente Activa (PEA). Este dato no solamente implica un mínimo de los últimos años, sino que tiene lugar junto a una intensa participación en el mercado de trabajo: la PEA subió 5,3% i.a. y alcanzó 47,9% de la población de referencia (31 aglomerados urbanos, cerca de dos tercios del total del país), valor que representa el máximo desde que retomó la publicación del indicador.

El hecho que más personas formen parte del mercado de trabajo y que la tasa de desempleo haya sido baja tiene como resultado necesario un incremento del nivel de empleo, que subió 8,4% i.a.. Sin embargo, un zoom sobre esta variable refleja que los asalariados formales permanecieron estables en la comparación interanual (-0,1% i.a.) y que la expansión se debió fundamentalmente a los asalariados informales (+31,4% i.a.), mientras que los cuentapropistas también crecieron, pero en menor medida (+4,5% i.a.).

La primera lectura sugiere que la expansión del empleo tuvo lugar al mismo tiempo que se incorporaron a la PEA trabajadores que se insertaron mayormente en la informalidad. Parte de este efecto responde a que a lo largo del segundo trimestre del año pasado todavía quedaban vigentes algunas restricciones -fundamentalmente en servicios, más intensivos en trabajo informal- que podría sesgar el análisis producto de una baja base de comparación. Esta idea es sostenida al observar la expansión de más de 15% i.a. del empleo no calificado.

También resulta relevante notar que la mayor masa de trabajadores informales son los que más rezagados vienen en materia salarial. Esto podría haber devenido en que, para apuntalar los ingresos familiares, nuevos miembros de estos hogares se hayan integrado al mercado de trabajo a través de actividades por cuentapropia o en un contexto informal, alimentando este fenómeno.

Ampliando el horizonte

Para poner en perspectiva esta tendencia y evitar el “ruido” generado por la pandemia, realizaremos una comparación respecto al segundo trimestre de 2018, momento en el que el gobierno de Cambiemos comenzó a tener dificultades en el frente cambiario y que podemos identificar como el punto inicial de la crisis de balanza de pagos en la que está inmerso el país desde entonces.

Esencialmente, las preguntas a responder son las siguientes: ¿cuánto creció la participación de la población en el mercado de trabajo? ¿respondió el empleo a esta dinámica? Si es así, ¿por qué?

En primer lugar, la PEA avanzó 7,4% en estos cuatro años, evidenciando un crecimiento 4% superior al que hubiera correspondido al crecimiento poblacional. Esta mayor cantidad de gente fue absorbida por los puestos de trabajo: el empleo creció casi 10% en el período, más de 7% por encima del avance vegetativo de la población.

Sin embargo, el zoom en estos últimos nos muestra lo mismo que observamos para este año: el empleo formal apenas creció 1% si tenemos en cuenta el incremento de la población, por lo que la expansión estuvo asociada a los trabajadores informales y cuentapropistas, que crecieron casi 18% y 9% respectivamente por encima del crecimiento vegetativo.

Esta tendencia no nos debe sorprender. Pero no por la dinámica de la actividad económica, que se encuentra -ajustado por el crecimiento poblacional- levemente por debajo del nivel alcanzado en el segundo trimestre de 2018. El hecho que explica el masivo ingreso al mercado de trabajo tiene que ver con el constante y sostenido deterioro de los ingresos reales, que según la métrica utilizada se encuentran 15-20% por debajo.

El mercado laboral no se enfrenta a un problema de cantidades: en general, quien lo desea mayormente encuentra ocupación. El inconveniente es que muchos de ellos se ven con la necesidad de trabajar para sostener los ingresos de las familias, premisa bajo la cual dejan de lado la calidad de la ocupación. Esta decisión los vuelve doblemente vulnerables en tanto el contexto inflacionario continúa deteriorando el poder adquisitivo.

Es en este escenario que la mayor nominalidad de la economía profundizará en lo que queda del año -y el próximo- este fenómeno. Más aún, aquellos hogares que ya no puedan sostener sus ingresos con todos sus miembros trabajando tenderán al pluriempleo -en el último año las personas que declararon estar sobre ocupadas aumentaron casi 11%- y/o a depender más de la asistencia del Gobierno, que luce sin mucho margen en su objetivo en el marco del acuerdo con el FMI y la necesidad de controlar las expectativas.



Ecolatina

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