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Chile: La economía cosecha de su fortaleza estructural



En momentos en que varias economías latinoamericanas han sufrido un significativo impacto sobre sus monedas, con fuertes depreciaciones en el caso de Argentina y Brasil, la economía chilena se mantiene bastante sólida. La fortaleza de sus fundamentos cobra relevancia cuando las condiciones financieras internacionales comienzan a normalizarse, con un importante retorno de capitales desde economías emergentes hacia el mundo desarrollado. Si bien el peso chileno también se ha depreciado, lo ha hecho en forma acotada, reflejando el buen momento que experimenta la economía, con re-aceleración en el crecimiento, buenos términos de intercambio y favorable trayectoria de las expectativas sobre un mayor dinamismo futuro.

Como elementos centrales detrás de la fortaleza de la economía chilena, cabe destacar cuentas fiscales aún muy favorables, con muy bajo nivel de deuda neta, un importante nivel de activos externos, tanto públicos, en los fondos soberanos, como privados, a través de las Administradoras de Fondos de Pensiones. Se debe agregar la credibilidad de un Banco Central autónomo y efectivamente independiente, que trabaja con metas de inflación y permite la flotación libre del tipo de cambio.

El deterioro fiscal de los últimos años, con déficit efectivo y estructural por sobre lo comprometido a comienzos del gobierno anterior, junto con la caída en el ritmo de crecimiento, llevó a una baja en la clasificación de riesgo país durante el año pasado, desde AA- a A+, según Standard & Poor’s. Sin embargo, las mejores perspectivas de crecimiento para este año y el próximo, junto con un escenario externo que sigue siendo favorable para las llamadas “Economías Commodities”, permite entender que el riesgo país que mide directamente el mercado, a través del EMBI, se encuentre actualmente del orden de un 18 por ciento por debajo del promedio de la última década.

En definitiva, aunque en un entorno mundial y regional con mayores grados de incertidumbre política y económica, la economía chilena sigue en una senda favorable, hacia la recuperación de la inversión, el empleo y el crecimiento. Seguimos estimando un crecimiento cercano al cuatro por ciento para el presente año, y algo mayor para el próximo, con un importante aporte de la recuperación de la inversión en la re-aceleración de la demanda interna. Sólo un deterioro significativo en el ritmo de crecimiento global, acompañado de una caída relevante en los términos de intercambio, podrían desviar a la economía chilena de esta favorable trayectoria esperada.



Gemines (Alianza LAECO)

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