Política

La CGT elegirá autoridades en noviembre y ofrecerá su unidad a la campaña



La oportunidad electoral y la conveniencia política se combinaron para que el consejo directivo de la CGT eligiera el jueves 11 de noviembre, tres días antes de las elecciones legislativas, para designar a sus nuevas autoridades.

Esta es una definición que apunta a estar en el centro de la escena en el momento cumbre del proceso electoral (Alberto Fernández podría cerrar su campaña con las nuevas autoridades de la principal entidad gremial), pero que también busca resguardar el proceso de renovación del resultado electoral (y su impacto). Esto específicamente aplica si el escenario se vuelve favorable al Gobierno y ello provoca que los sectores más poderosos de la coalición (el kirchnerismo) decida avanzar en impulsar a dirigentes gremiales afines, como sucedió en la designación de los dirigentes para integrar las listas de candidatos del oficialismo.

El objetivo de unidad se cerrará entre los gremios que han formado parte de la CGT en los últimos 20 años. Esa aspiración de unidad no alcanza a los gremios que integran la CTA liderada por Hugo Yasky, a pesar del reclamo que Alberto Fernández viene sosteniendo de que se unifique todo el arco sindical. Solo se trataría de la reunificación de la clásica CGT post crisis 2001. Queda claro que la unidad requerirá de un acuerdo de conducción colegiada. No están dadas las condiciones para encumbrar un liderazgo unipersonal, ni tampoco lo están para desarrollar una elección que lo defina. Por ello, la idea que se baraja con más fuerza es la de una conducción de tres Secretarios Generales (Triunvirato).

Sin embargo, no está claro si con tres triunviros será suficiente o si, contrariamente, se requerirá una cuarta silla para contener a todos los espacios. Esto se debe a que el sector que también pretende una silla es el de la CGT Azul y Blanca, vinculado a Luis Barrionuevo, dirigente gremial que apoyó la candidatura de Roberto Lavagna en 2019. Si los “Gordos e Independientes” deciden apoyar a Héctor Daer, si el moyanismo impulsa a Pablo Moyano y si Cristina Kirchner y el kirchnerismo reclaman a Sergio Palazzo, quizá sea necesaria una silla más para el sector de Barrionuevo.

Simultáneamente, hay una alternativa que no debería ser descartada. El kirchnerismo, que impulsó la idea de que Vanesa Siley (Judiciales) pudiera ser la mujer dentro de la conducción colegiada (pero que la CGT descartó elegantemente en un comunicado donde desconocía a Siley como representante del movimiento obrero entre los candidatos del Frente de Todos) podría decidir no avalar la reunificación de la CGT. Esto dejaría al moyanismo y al resto de los dirigentes que estuvieron al frente de la conducción de la central en tiempos de Macri confeccionar su conducción colegiada.

Luego, en este escenario tendríamos un triunvirato con Daer, Moyano y Acuña por el barrionuevismo. Esta opción pareciera cada vez más contundente, sobre todo porque el moyanismo ha venido mostrándose disconforme con el trato que recibe de parte del sector liderado por la vicepresidente, sobre todo al no haber recibido ninguna oferta para integrar lista de candidatos. Este ninguneo ha puesto a Hugo Moyano a la defensiva frente a un Gobierno que siente cada vez más distante.



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