Empleo e Ingresos

¿Quiénes le ganaron a la inflación?



Fuerte heterogeneidad en los deciles de ingresos

Según la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), durante el tercer trimestre de 2019, únicamente la población que pertenece a los dos deciles de ingreso mas altos (ganan mensualmente por encima de $23000) lograron darle pelea a la dinámica inflacionaria. Considerando que el aumento de precios fue superior al 54% en relación a igual trimestre de 2018, solamente el decil de ingreso más alto logró ganarle a la inflación, tras percibir una mejora promedio de 62% en sus ingresos (+5,1% i.a. en términos reales). Muy cerca quedó el noveno decil (el segundo mas alto), cuyo aumento medio fue de casi 51% i.a., lo que arrojó una pérdida de algo más de 2% i.a. del poder adquisitivo.

En cambio, lo sectores medios (entre $10000 y $23000 por mes) y bajos (menos de $10000 por mes), vieron sus ingresos medios aumentar en un 44% y 40,5%, respectivamente, en relación al tercer trimestre del año pasado. Teniendo en cuenta la dinámica que adquirieron los precios en el período, la pérdida real fue de 6,5% i.a. y 9% i.a. en cada caso.

¿Qué hay detrás de estos números?

Dentro de los ingresos, se incluyen tanto los no laborales como los laborales. En el primer grupo, las principales son las jubilaciones, que se ajustaron en función de la fórmula de movilidad vigente, recientemente interrumpida por el actual gobierno. Este ajuste, si bien corría de atrás a la inflación en momentos de aceleración inflacionaria, permite, al ser trimestral, una rápida actualización de las prestaciones, por lo que los beneficiarios no permanecen largos períodos con una pérdida significativa de su poder adquisitivo.

La preponderancia de las jubilaciones dentro de los sectores de mayor ingreso en la sociedad (más del 30% de los ingresos del décimo decil son no laborales) fue uno de los factores que permitió que estos alcancen una dinámica similar a la de la inflación. En cambio, los jubilados que perciben menos que $20000, están más distribuidos en los sectores medios (deciles 5 a 8), por lo que no hay un impacto significativo en algún decil en particular.

El otro factor que explicó el fenómeno en cuestión fueron los ingresos laborales, que en el caso de los sectores más altos, usualmente se ajustan vía paritarias. Esto ocurre porque en este nivel de ingreso 9 de cada 10 trabajadores está registrado, y si bien dentro de este grupo hay personas independientes (principalmente profesionales), no alcanzados por las negociaciones colectivas, es elevada la probabilidad que hayan percibido de alguna forma incrementos salariales. Esta caracterización ayudó a que, en los estratos más altos, la pérdida del poder adquisitivo sea limitada en relación al resto de la población.

Como contracara, en lo que refiere a los sectores de menores ingresos, se observa que solo 3,5 de cada 10 trabajadores de los cuatro primeros deciles poseen un puesto de trabajo formal, por lo que el impacto de las paritarias en estos grupos es visiblemente menor. Curiosamente, los ingresos de este grupo de trabajadores se contrajeron más de 10% i.a. en términos reales, incluso por encima de lo que cedió el poder adquisitivo de los ingresos totales del sector (9% i.a.). La vigencia de la AUH en estos sectores, que ajustaba de la misma forma que las jubilaciones, puede explicar esta discrepancia.

Adicionalmente, el impacto de la inflación en los distintos sectores de la sociedad es diferente. Por caso, la población que pertenece a los deciles más bajos son quienes gastan una mayor parte de su ingreso en alimentos y servicios públicos, erogaciones difícilmente eludibles en el mes a mes. Si tenemos en cuenta que estas agrupaciones evolucionaron por encima del Nivel General, es de esperar que el poder adquisitivo haya mostrado incluso un mayor deterioro que lo observado en la medida que nos enfocamos en los deciles mas bajos.

¿Cuáles son las implicancias?

Lo que rápidamente se observa es que únicamente los sectores de mayores ingresos lograron mantener su poder adquisitivo prácticamente inalterable en un contexto de elevada e inesperada inflación. Si bien gran parte de esto se debe a los distintos mecanismos que sostienen los ingresos reales (paritarias y ajuste por movilidad), un efecto adicional se vincula a la cantidad de niños por hogar, que crece en la medida que nos movemos a deciles de menores ingresos. Es decir, por mas que trabajadores de distintos ingresos se vean beneficiados por las mismas paritarias, la mejora tiene que ser repartida en más personas en aquellos hogares de menores recursos. En el extremo, esta es una de las causas de que la tasa de pobreza en menores de edad sea sosteniblemente mayor que en el resto de la sociedad.

Por otro lado, uno de los puntos mas controversiales del paquete de medidas enmarcado bajo la Ley de Solidaridad fue la interrupción del ajuste por movilidad jubilatoria. En su reemplazo, aquellos jubilados que perciben hasta $20000 tendrán un bono de suma fija de $5000 a ser pagados en diciembre y enero, a la espera de nuevas sumas fijas en el primer semestre. Un análisis de la distribución del ingreso muestra que quienes cederán poder adquisitivo en los primeros meses del 2020 serán los jubilados de los dos deciles mas altos, quienes en el pasado, gracias a la fórmula vigente habían logrado aumentos casi a la par que los precios.

Habrá que esperar si el gobierno decide aplicar una modalidad similar para las paritarias, en la que los aumentos correspondientes se enfoquen en aquellos sectores cuyo poder adquisitivo se deterioró más en los últimos meses.



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