Actividad

La actividad comienza a dar señales de debilidad



El Estimador Mensual de la Actividad Económica (EMAE) creció 4,8% en la comparación interanual en septiembre, desacelerándose 1,8 p.p. respecto al mes anterior y acumulando una suba de 6,2% i.a. hasta el noveno mes del año.

En términos desestacionalizados cayó 0,3% respecto al mes anterior, exhibiendo una contracción por primera vez luego de cinco meses consecutivos en expansión. Sin embargo, con este último dato el PIB habría crecido 1,7% desestacionalizado en el tercer trimestre, acelerando la mejora en 0,7 p.p. respecto al trimestre anterior. A su vez, la economía avanzó 6,2% en lo que va del año y se ubicó a solo 0,3 p.p. del máximo de la serie en noviembre de 2017.

En lo que respecta a los sectores, tanto los Servicios (+5,5% i.a.) como los Bienes (+4,6% i.a.) desaceleraron su mejora respecto al mes anterior en términos interanuales (-1,6 p.p. y -2,6 p.p., respectivamente).

Al interior de los Bienes, los sectores con mejor desempeño continuaron siendo Explotación de minas y canteras (+14,2% i.a.), Construcción (+7,2% i.a.) e Industria manufacturera (+4,1% i.a.), en contraste con Electricidad, gas y agua (-3,5% i.a.) que exhibió contracciones por tres meses consecutivos en un contexto de corrección de tarifas de servicios públicos. Sobre los Servicios, Hoteles y restaurantes (+30,3% i.a.), Comercio minorista y mayorista (+7,0% i.a.), Administración pública y defensa (+6,3% i.a.) y Otras actividades de servicios (+5,9% i.a.) fueron los sectores que mejor desempeño mostraron, mientras que Intermediación financiera (-2,3% i.a.) fue el único sector que cayó, afectado en mayor medida por las subas de tasas de interés.

¿Qué esperamos?

En lo que resta del año, estimamos que la actividad económica continúe mostrando señales de enfriamiento. Además, los indicadores adelantados de actividad de octubre exhiben señales mixtas: las importaciones exhibieron una caída desestacionalizada de 8,4%, mientras que el estimador de actividad OCDE tracker mostró un estancamiento respecto a septiembre.

Detrás de este desempeño se encuentra el hecho de que diversos drivers que estuvieron presentes en la primera parte del año han comenzado a deteriorarse: las fuertes subas de tasas de interés, la corrección en las tarifas de servicios públicos, la aceleración de la inflación en conjunto con un deterioro (parcial) del poder adquisitivo del salario, una política fiscal con mayor sesgo contractivo y las mayores restricciones a las importaciones son parte de los principales motivos.

Pese a esto, la economía logrará crecer por encima del 5% en el promedio de 2022: la recuperación más alta a la esperada en el primer semestre del año explica buena parte del crecimiento proyectado, sumado a que el impacto negativo de la crisis de julio-agosto fue menor al esperado. En este sentido, si el nivel de actividad se mantuviese estancado de acá a diciembre, la economía mostraría una suba de 5,8% i.a.

Para 2023, mantenemos una proyección moderada para el año electoral (levemente por encima del 1% i.a., en línea con el crecimiento poblacional). Además de los factores anteriormente mencionados, se suman algunos factores exógenos: un frente internacional con riesgos de menor crecimiento y subas de tasas y los impactos que generará la sequía y las heladas sobre los volúmenes de producción del sector agrícola.



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