Actividad

La actividad económica volvió a flote en febrero



En febrero de 2022, el Estimador Mensual de la Actividad Económica (EMAE) creció 9,1% i.a., acumulando una suba de 7,0% interanual en el primer bimestre del año. Así, en lo que va del promedio del año se ubicó un 2,8% por encima del primer bimestre de 2019, pero un 2,6% por debajo de los primeros dos meses de 2018.

En términos desestacionalizados creció 1,8%, recuperando lo perdido en enero y ubicándose 1% por encima respecto a diciembre de 2021. Además, febrero representó el nivel más alto de actividad económica desde principios de 2018 (precisamente marzo 2018), ubicándose a solo 2,2 p.p. del máximo histórico de la serie ocurrido en noviembre de 2017.

En lo que respecta a los sectores, 14 de los 15 que componen el indicador mostraron subas interanuales en febrero. Al interior, los Bienes crecieron 7,8% interanual, mientras que los Servicios 9,1% i.a. A su vez, ambos grupos se ubicaron por encima de la pre-pandemia (6,3% y 3,2% respectivamente, respecto a febrero de 2019). Al contrastar con febrero de 2018 se observa que los Bienes se ubicaron por encima (+1,7%), pero los Servicios aún un 1,3% por debajo.

Al igual que en enero, las subas interanuales más marcadas se observaron en Hoteles y restaurantes (+31,9% i.a.) y Transporte y comunicaciones (+14,5% i.a.). Aquí no solo impactaron las menores restricciones operativas, sino también programas de impulso al turismo como PreViaje. Este último sector, junto a Comercio mayorista, minorista y reparaciones (+11,7% i.a.) e Industria manufacturera (+9,8% i.a.) casi la mitad de la suba del mes. A diferencia, el único sector que se contrajo en febrero fue Agricultura, ganadería, caza y silvilcultura (-0,8% i.a.).

Para el primer trimestre, proyectamos un crecimiento del PIB de casi 2% en términos desestacionalizados. Sin embargo, a partir del segundo trimestre se abren algunos interrogantes. En primer lugar, la marcada aceleración inflacionaria iniciada en la primera parte del año pone en jaque la continuación en la mejora del poder adquisitivo. Pese a que se negocien paritarias holgadas y desde el Gobierno se haya anunciado el pago de bonos para trabajadores informales y monotributistas, la suba de precios hace más factible un escenario donde se trunque la recuperación real de los ingresos y salarios iniciada a finales del año pasado. Aquí, los principales efectos se verían sobre el freno a la recuperación de la demanda interna y los sectores específicamente dependientes del consumo -como lo son determinadas ramas de la industria manufacturera y el comercio, por ejemplo-. Además, la posibilidad de un escenario con leve disponibilidad de divisas durante el segundo trimestre, abre el riesgo de incumplir la meta de acumulación de Reservas y encontrarnos frente a un cuello de botella que complique la continuación de la mejora en la actividad económica de la mano de un avance en las importaciones.

Así, estimamos que la mejora de la actividad económica será más de 3% en el promedio anual de 2022. Al analizar por trimestres, la mejora estaría concentrada principalmente en los primeros tres meses del año junto a un elevado arrastre para el segundo, pero que decantarían en algo más similar a un estancamiento económico en el segundo semestre del año en tanto el contexto internacional continúe siendo desfavorable. Con estos números, a finales de año se lograrían alcanzar niveles similares a los máximos de 2017 (menos de 1 p.p. por debajo), pero al analizar en términos per cápita el optimismo se diluye: a finales de 2022 el PIB per cápita se ubicaría aproximadamente 6% por debajo del promedio de 2017.



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