Actividad

La demanda interna muestra mayor fortaleza a la esperada



En el primer trimestre de 2023, la economía creció 1,3% en términos interanuales. Al contrastar con años anteriores, la actividad económica se encontró en casi niveles máximos para la serie, ubicándose sólo 0,9% por debajo del nivel máximo para un primer trimestre en 2018.

No obstante, al hacer la misma comparación en términos per-cápita, el PIB se ubicó un 5,6% por debajo de aquel momento.

Además, también creció 0,7% en términos desestacionalizados respecto al cuarto trimestre de 2022, evidenciando un rebote parcial respecto a la caída del último trimestre de 2022 (-1,7% t/t).

¿Qué determinantes desde la demanda explican este rebote?

En primer lugar, se encuentra el destacado desempeño positivo del consumo privado (+6% i.a.), llegando a niveles apenas superiores a los del máximo del primer trimestre de 2018. Además, mostró una suba de 2,1% en términos desestacionalizados, tras la leve caída del trimestre anterior (-0,3%).

La consolidación del buen desempeño del consumo se encuentra asociada a una elevada propensión a consumir, contracara de los bajos niveles de ahorro de la población, sigue operando en medio de la aceleración inflacionaria, bajo los efectos ya conocidos de “los Pesos queman” y/o “adelanto de consumo”.

Además, ayudó un mayor consumo de turistas extranjeros -sobre todo en ciudades limítrofes- y cierto efecto de stocks/flujos dolarizados” de algunos segmentos de la población aprovechando la brecha cambiaria elevada.

Sumado a esto, el nivel de ocupación siguió mejorando, con una tasa empleo que se mantiene en niveles máximos en la última década y, teniendo en cuenta los datos de distribución del ingreso, en el primer trimestre se logró evitar una caída en los ingresos totales (tanto laborales como no laborales), que se mantuvieron en niveles similares a los de un año atrás (-0,4% i.a.).

A diferencia, la inversión productiva (IBIF) cayó levemente (-0,6% i.a.), mientras que se recuperó sólo parcialmente (+2,1% desestacionalizado) en contraste a la caída que había tenido en el cuarto trimestre de 2022 (-6,6%). Al interior, existió un desempeño claramente disímil por origen: por un lado, la producción nacional de maquinaria y equipo (+8% i.a.) y equipo de transporte (+32% i.a.) se mantuvo en terreno positivo, a diferencia de las importaciones de ambos grupos de inversiones, que exhibieron caídas marcadas (-13% i.a. y -19% i.a.). Por su parte, la inversión en construcción cayó un 0,8% i.a.

Este desempeño fue posibilitado por unas importaciones que crecieron por encima del PIB (+2,9% i.a. y +7,6% desestacionalizado), en un contexto de importaciones de bienes de consumo pujantes y caídas en las importaciones de bienes de capital. A contramano, las cantidades exportadas cayeron (-6% i.a.) producto principalmente de los efectos nocivos de la sequía.

¿Qué esperar para los próximos meses?

Para el segundo trimestre del año estimamos que la economía caerá tanto en términos interanuales como desestacionalizados con relación al primer trimestre. La actividad evidenciará en este periodo los mayores impactos de la sequía, evento que afecta a todos los componentes de la demanda: sobre las exportaciones agrícolas; proveyendo menos divisas que fuerzan a mayores restricciones a las importaciones; limitando la expansión potencial de la demanda de inversión y el consumo privado. Este último también estará condicionado por el deterioro del salario real y de los ingresos de los hogares más dependientes del Estado (beneficiarios de asignaciones, jubilaciones, etc.) ante el escaso espacio fiscal para impulsar una robusta política de ingresos.

Además el límite que imponen las restricciones a las importaciones, la inversión estará condicionada por el efecto wait & see de muchas empresas a la espera del cambio en el ciclo político.

Sin embargo, hay que tener en cuenta que algunos drivers en lo que resta del año podrían jugar a favor de la actividad económica: además de los aceleradores del consumo mencionados al inicio, el uso de swap de monedas con China y la creciente deuda comercial con importadores podría permitir apaciguar la caída de las cantidades importadas en la segunda parte del año.



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