Precios

Precios relativos: elevada distorsión



El problema inflacionario actual no tiene únicamente como consecuencia una mayor nominalidad en general, sino que también trae aparejado otras complicaciones, principalmente de distorsión de precios relativos. Esto es, mientras que algunos rubros crecen muy por encima del IPC general, otros lo hacen por debajo. Esta dinámica añade incertidumbre al proceso inflacionario y, para el caso de aquellos precios más “atrasados”, generan presiones al alza para su actualización.

A continuación, tomamos el IPC GBA Ecolatina para observar cómo se comportaron distintos rubros dentro del indicador respecto al nivel general en dos periodos: desde diciembre de 2019 hasta diciembre de 2021, y entre marzo 2022 y octubre de este año, a fin de estudiar las disparidades en las evoluciones de los precios.

Indumentaria se ubicó por encima del nivel general tanto en el período diciembre 2019–diciembre 2021 como en el acumulado marzo-octubre 2022. Esto estuvo explicado principalmente por una búsqueda por recuperar márgenes, a lo que se sumaron restricciones a las importaciones que generaron presiones alcistas en los precios de la indumentaria. A su vez, aumentó el costo de algunos insumos importados en el período en cuestión, como es el caso del algodón, el poliéster, los hilados y las telas sintéticas.

El nivel general del capítulo Alimentos y bebidas creció más de 20 p.p por encima del nivel general desde diciembre 2019 hasta diciembre 2021. A diferencia, en el acumulado de marzo a octubre de este año se ubicó en el mismo nivel que el indicador general.

A su interior, la dinámica nominal de los alimentos presentó heterogeneidades. Los productos con mayor componente estacional, como frutas y verduras, aumentaron en mayor medida que el promedio para todo el período, atravesados por la sequía en 2021 y 2022, que restringió su oferta.

Por su parte, las carnes registraron aumentos por encima del nivel general en el período comenzado en diciembre de 2021, producto de una menor faena tras las restricciones a las importaciones de mediados de 2021, a lo que se sumó una menor oferta volcada al mercado producto de la sequía y el encarecimiento del maíz. No obstante, llevan un atraso de 20 p.p respecto al nivel general para el período marzo-octubre del presente año, explicado por una parsimonia en el precio del ganado en pie en el Mercado Agroganadero de Cañuelas.

Los productos de consumo masivo, atrasados más de 30 p.p respecto al nivel general en el primer período (debido a los sucesivos congelamientos de precios), se aceleraron entre marzo y octubre de este año (4 p.p). Aún así, no lograron recomponer el atraso por completo.

Tarifas públicas: a pesar de la ronda de actualizaciones, se mantiene el atraso

Desde diciembre de 2019 hasta octubre 2022 el nivel general aumentó 257%, mientras que las tarifas de servicios públicos crecieron notablemente menos: 87,6% la electricidad, 68,8% el gas y el agua 32%. Este fuerte retraso ha tenido como principal correlato un nivel de subsidios que desde este año se busca comenzar a reducir.

Al interior de este período, se pasa de un fuerte retardo a una actualización parcial en los últimos meses, con el objetivo de reducir la cuenta de subsidios, donde electricidad se ubica (entre marzo y octubre de este año) 9 p.p por encima del nivel general, gas 4 p.p por debajo y agua con un atraso mayor (-32 p.p).

Aún queda terreno por recorrer en materia tarifaria, que sigue muy atrasada respecto al Nivel General. De todos modos, resta monitorear como termina esta diferencia cuando concluya la ronda de actualizaciones previstas, que sería, en principio, en marzo de 2023. Estos ajustes restantes serían, en su totalidad, del 30% para el gas, 25% para electricidad y 125% para agua.

Tipo de cambio: atrasado pese a la aceleración del crawling peg

El comportamiento del tipo de cambio no fue tan diferente al de las tarifas: un fuerte atraso, y una posterior corrección o actualización parcial. A pesar de la reciente aceleración del crawling peg para que el tipo de cambio no siga perdiendo competitividad, el precio del dólar oficial sigue muy atrasado respecto a la inflación: desde diciembre de 2019 hasta octubre del presente año, acumuló un aumento 155%; 100 p.p menos que el nivel general de precios.

Aunque el BCRA aceleró en los últimos tres meses la depreciación del dólar oficial al 6% promedio mensual, aún no se repone el terreno perdido: mientras la inflación registró 63,5% acumulado entre marzo y octubre, el tipo de cambio se depreció 43,5%.

Esto añade incertidumbre sobre la sostenibilidad de un tipo de cambio atrasado, situación que genera presiones devaluatorias, y explica, al menos el parte, el aún elevado nivel de brecha del tipo de cambio oficial respecto a los dólares paralelos.

En situación similar al tipo de cambio y las tarifas de servicios públicos se encuentran el transporte público, la telefonía y el combustible, todos con fuerte componente regulado. Pese a que hubo una actualización en sus precios en los últimos meses, estos rubros siguen teniendo un atraso relativo para el período marzo-octubre 2022 (-20 p.p el transporte, -24 p.p la telefonía y -5 p.p el combustible). Aún así, su posición es comparativamente mejor que en el período de diciembre 2019 a diciembre 2021, donde la diferencia era -72 p.p para el transporte público, -32 p.p para los combustibles y -49 p.p para la telefonía.

Los salarios del sector privado registrado, por otro lado, tuvieron una dinámica similar a la del nivel general en el acumulado diciembre 2019 hasta el décimo mes de este año, aunque que en el período marzo-octubre 2022, registraron un retraso de 6 p.p respecto al nivel general.

Conclusiones

Buena parte de los precios regulados o con cierto control del Gobierno continúan en el cuadrante de abajo y a la izquierda, expresando un atraso respecto del nivel general en ambos períodos bajo análisis, como el tipo de cambio, el transporte público, el gas, los combustibles. A su vez, se trata de precios con fuerte repercusión en el resto de los precios de la economía. Tarde o temprano será necesario ajustarlos, lo cual tendría inevitablemente una fuerte incidencia en la ya elevada nominalidad de la economía. En este sentido, precios relativos alineados constituyen una condición necesaria dentro de una potencial instrumentación de un plan de estabilización que busque un sendero de desinflación sostenida hacia adelante.



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