Finanzas Públicas

Se ensanchó el rojo primario en septiembre



Con un déficit primario de $380.000 M en septiembre, las cuentas públicas del Sector Público Nacional No Financiero (SPNF) se deterioraron tanto en su comparación mensual como interanual. Dicha desmejora se explica tanto por una caída en los ingresos como por una moderación en el recorte del gasto.

El rojo primario acumulado en los primeros nueve meses de 2023 se encuentra en torno a los $2,63 billones (1,4% del PIB, según nuestras estimaciones), mostrando un crecimiento real de casi el 15% i.a. Del mismo modo, con estos números el Gobierno habría incumplido la meta de déficit primario acumulado acordada para el 3T en el programa con el FMI.

Los factores político-electorales sin duda afectarán la dinámica fiscal en el último trimestre del año. ¿A qué nos referimos? Estimamos que difícilmente el Gobierno cumpla con la meta fiscal para 2023 ¿Cuáles son nuestros argumentos? Tanto la confirmación del ballotage entre Massa y Milei en noviembre como la aprobación del segundo tramo del swap con China generan los incentivos suficientes como para que el oficialismo impulse una política fiscal más expansiva.

¿Cómo le fue al fisco en septiembre?

El resultado primario del Sector Público Nacional No Financiero (SPNF) se deterioró en septiembre, tanto en su comparación mensual como interanual. Las cuentas públicas mostraron un déficit primario de $380.000 M en el mes, cuando en agosto habría mostrado un rojo primario de apenas $37.000 M y para septiembre del 2022 el resultado habría sido levemente superavitario (gracias al primer “dólar soja”). A su vez, contabilizando el pago de intereses de la deuda pública ($131.000 M), el déficit financiero superó los $511.000 M.

¿Cuál es el balance en lo que va del año? Frente a un ajuste real sobre el Gasto Primario en lo que va del año que no fue suficiente para compensar la fuerte caída en los ingresos, el rojo primario acumulado en los primeros nueve meses de 2023 se encuentra en torno a los $2,63 billones (1,4% del PIB, según nuestras estimaciones), mostrando un crecimiento real de casi el 15% i.a. Del mismo modo, con estos números el Gobierno habría incumplido la meta de déficit primario acumulado acordada para el 3T en el programa con el FMI.

Ahora bien, distinta sería la historia de no ser por el impacto de la sequía. Por caso, si la recaudación por Derechos de Exportación se hubiera mantenido estable en términos reales, el déficit primario acumulado se ubicaría en torno al 0,8% del PIB, mostrando así una mejora respecto a lo evidenciado en 2022 (rojo del 1,3% del PIB para el mismo periodo).

Volvieron a caer los ingresos

Los Ingresos Totales (excluyendo extraordinarios) en septiembre volvieron a caer en términos reales (-14% i.a.), luego de crecer en agosto. No obstante, un punto no menor es la elevada base de comparación de septiembre 2022, cuando la primera edición del “dólar soja” generó un fuerte salto en la recaudación. De hecho, al excluir tanto los derechos de exportación como los ingresos extraordinarios, los recursos en septiembre habría mostrado un crecimiento real del 4,4% i.a.

Al igual que el mes previo, buena parte del sostenimiento en los recursos se explica por el Impuesto PAIS, cuya recaudación se ubicó por encima de los $236.000 M gracias a su previa ampliación. Paralelamente, el IVA mostró un destacado incremento real del 24% i.a., aunque el resto de los tributos cayó en su comparación interanual.

Se moderó el recorte sobre el Gasto Primario

Pese a la aceleración inflacionaria, el Gobierno moderó el ajuste sobre el gasto en septiembre. Concretamente, el Gasto Primario mostró una reducción del 3,6% i.a. real en septiembre, luego de recortar un 8,5% i.a. real en agosto.

No obstante, la dinámica al interior del gasto fue bastante heterogénea: mientras los gastos primarios corrientes se achicaron 4,5% i.a. real (similar al mes previo), los gastos de capital se expandieron 5% i.a. real el último mes (se habían reducido un 34% i.a. real el mes previo).

Al interior del Gasto Primario Corriente, el ajuste se centró en el gasto social y los subsidios, mientras que el resto de las partidas mostraron crecimientos reales en su comparación interanual.

Por un lado, si bien los refuerzos de ingresos elevaron el gasto en “otros programas sociales” (crecieron un 46% i.a. real), las prestaciones sociales mostraron una caída real del 1,1% i.a. durante septiembre. Por su parte, los subsidios económicos hilaron su tercer mes consecutivo con un recorte real (-50% i.a. en septiembre).

¿Qué se espera hacia adelante?

Los factores político-electorales sin duda afectarán la dinámica fiscal en el último trimestre del año. ¿A qué nos referimos? Estimamos que difícilmente el Gobierno cumpla con la meta fiscal para 2023 (déficit primario del 1,9% del PIB).

¿Cuáles son nuestros argumentos? Tanto la confirmación de que el candidato oficialista, Sergio Massa, ingresó al ballotage, y que la aprobación del segundo tramo del swap con China permite contar con los USD necesarios para cancelar vencimientos con el FMI generan los incentivos suficientes como para que el oficialismo impulse una política fiscal más expansiva.

La magnitud del desvío dependerá no sólo de los incentivos político-electorales a expandir el Gasto Público, sino también del financiamiento neto obtenido en el mercado de deuda local.

Respecto a esto último, la fragilidad que expone el actual esquema de política económica y la incertidumbre financiera habitual de los procesos electorales, el Tesoro está captando un financiamiento neto superior al esperado inicialmente, en parte justificado por las intervenciones del BCRA en el mercado secundario.

De cara a 2024, “gane quien gane” será fundamental que la gestión entrante implemente un programa económico claro, integral, consistente y con apoyo político que contribuya al anclaje de expectativas. Dentro de aquel programa será imprescindible la comunicación de un sendero creíble de consolidación fiscal que permita alcanzar el equilibrio o superávit primario durante el primer año para acotar las fuentes de desequilibrios monetarios.

Una política fiscal austera con resultados concretos y un horizonte previsible no sólo le permitiría al Tesoro reducir las necesidades de financiamiento y aliviar el peso sobre el mercado de deuda local, sino también mejorar las condiciones de endeudamiento en el mediano plazo.

 



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